sábado, 24 de agosto de 2013

No tenían muchas cosas en común, sus edades eran distintas, sus maneras de caminar no coincidían
y mucho menos la estatura, casi nunca pensaban igual, tenían ideas muy diferentes, el era dueño de si mismo y ella una insegura. La vida les sonreí,y bueno sus manos parecían haber sido echas como piezas exactas para encajar una con otra y así le devolvían la sonrisa a la vida, con los dedos entrelazando y mirando a la misma dirección, como quien espera mas de lo que tiene.